HUESCA, 07-05-10.- La esquizofrenia y el trastorno bipolar, así como las relación que tienen las personas que los sufren con la sociedad centraron la charla del psiquiatra Carmelo Pelegrín, jefe del Servicio de Psiquiatra del Hospital San Jorge de Huesca, que cerró ayer el ciclo de salud mental celebrado en el Centro Cultural de Ibercaja. Además, Pelegrín también se detuvo en la rehabilitación de las personas que padecen enfermedades mentales graves, un proceso cuya finalidad última es la inserción social a través de la profesional.
Pelegrín, en una charla previa a su conferencia, titulada "El enfermo mental grave en la comunidad", explicó a este periódico las diferencias existentes entre la esquizofrenia y el trastorno bipolar en cuanto a la rehabilitación:
1-De la primera enfermedad, señaló que "en un porcentaje muy alto es devastadora, porque empieza cuando la persona es muy joven, entre los 15 y los 30 años, lo que impide que desarrolle sus estudios o su profesión, lo que lleva a un aislamiento social, a la pobreza y a cierta marginación social".
2-Además, las personas con esquizofrenia deben vencer "una cierta estigmatización social". "Tienen miedo y dificultad para ser aceptados por la sociedad, que no sabe muy bien cómo tratarles".
3-"Mejor pronóstico" tiene el trastorno bipolar, aseguró Pelegrín. Si en el caso de la esquizofrenia, únicamente el 25 ó 30 por ciento de las personas correctamente medicadas está "normalizada" en la sociedad, ese porcentaje asciende al 60 por ciento en quienes padecen trastorno bipolar. Además, "encuentran una aceptación mucho mayor por parte de la sociedad y tienen cierta capacidad creativa". De hecho, añadió Pelegrín, artistas tan conocidos como Francis Ford Coppola o Guillermo Cabrera Infante sufren trastorno bipolar.
4-A pesar de estas diferencias, ambos deben pasar por las mismas fases del tratamiento y posterior rehabilitación. En primer lugar, indicó Pelegrín, está la fase "psicoeducativa, para que tengan conciencia de su propia enfermedad". Posteriormente, se entra en la etapa terapéutica y, ya en la tercera fase se aborda la rehabilitación de las funciones alteradas, como la capacidad de solucionar problemas, la memoria, la concentración o las relaciones sociales. El esquizofrénico, precisó Pelegrín, tiene que trabajar más aquí por el carácter más destructivo de su enfermedad.
5-Finalmente, se llega a "la inserción social a través de grupos de apoyo, actividades de ocio y,
sobre todo, la inserción profesional".
Fuente:
http://www.diariodelaltoaragon.es/NoticiasDetalle.aspx?Id=628767
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