Miedo a Consultar A Un Psiquiatra...

No es un secreto que a la psiquiatría en nuestro medio se le tiene miedo y aunque es difícil luchar contra este, si llegamos a conocer más a fondo este tema y nos permitimos reconocer la importancia de la salud mental, se podría beneficiar con esta nueva percepción a un gran número de personas que sufren y que eventualmente mejorarían con tratamientos adecuados y a nuestro alcance cuyos resultados se pueden observar algunas veces en corto tiempo.

Un gran número de padecimientos no son reconocidos como una enfermedad, sin embargo le cuesta a mucha gente su propia calidad de vida. Ya sea por desconocimiento, miedo, vergüenza u otras razones estos individuos no han acudido a valoraciones médicas.  En la consulta de medicina general al menos una de cuatro personas presenta algún grado de depresión, pero este no es comentado o se confunde con otras múltiples patologías, prolongándose una serie de síntomas (Insomnio, cefaleas, fatigas crónicas, fallas en la memoria, etc.) que mejorarían en pocas semanas con el tratamiento específico y adecuado.

En el área de los afectos y de la mente el estigma es un gran enemigo que llega a quitarnos  el derecho a vivir tranquilos. Si tuviéramos un dolor, o un cambio de color en la piel o una sensación extraña al comer, o cualquier sensación orgánica diferente a lo habitual, seguramente buscaríamos ayuda para entender que pasa, al menos para saber si es algo normal o pasajero.  Pero cuando se refiere a nuestros pensamientos, nuestros miedos, o afectos (como la tristeza intensa), preferimos exigirnos resolverlo por nosotros mismos a como de lugar, aunque poco a poco esto cambie la manera en que nos relacionamos con los demás  y nuestra forma de ser en general.
Con el paso del tiempo, nos acostumbramos  a  estar tristes, o con miedos excesivos, o a que el estrés sea algo cotidiano durante el día,  o a que los cambios de humor,  el gritarle a los demás,  el permanecer irritables, el perder la calidad del sueño, estar todo el tiempo cansados (por mencionar unos pocos),  se conviertan en mi nueva “realidad o condición habitual”.
No se pretende insinuar que ante cualquier cambio en nuestras vidas debamos recurrir al psiquiatra, ni mucho menos que no podamos afrontar nuestros problemas para intentar resolverlos, el apoyo por esta especialidad no es una amenaza ni un sustituto de la autonomía, por el contrario es un apoyo para esta, es un recurso disponible para mantener la estabilidad,  que permite reconocer y manejar los síntomas de una enfermedad, para afrontar con más energía los problemas cotidianos.
“No todo en nuestra vida cotidiana es enfermedad,  pero hay diversas enfermedades que pretendemos hacer pasar como problemas o situaciones cotidianas”.
No siempre resulta fácil determinar cuando algo ya paso a ser una franca alteración de la salud, incluso aun en consulta a veces cuesta trabajo -a pesar de múltiples intentos de establecer “criterios de enfermedad”-  determinar ese límite, pero resulta importante ya que la enfermedad puede requerir medicamentos y  las etapas previas a esta requieren un apoyo diferente que no los incluye.
Una manera  general de hacernos a una idea de si algo “ya no es normal” seria la evaluación del funcionamiento propio.  Si una persona empieza a tener cambios importantes  en su día a día, y empieza a perder su capacidad para realizar con igual facilidad las actividades que antes realizaba bien, entonces posiblemente su organismo ya agoto las reservas disponibles y echa ahora mano de síntomas para avisar que algo falla, sería algo así como la fiebre, que aparece cuando el organismo lucha contra un germen que ya invadió el sistema  y que amenaza  su estabilidad.
Física, psicológica y afectivamente tenemos herramientas  y defensas que se pueden agotar, luego de lo cual aparece la enfermedad.

Fuente:
Jorge Andrés Lozano Ovalle
Mario Danilo Parra Vera
http://vidaafectomente.com/web/logrando-salud-mental/miedo-a-consultar-a-un-psiquiatra/