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lunes, 20 de junio de 2016

El pensamiento como generador de emociones

¿Por qué sientes lo que sientes? 
¿Cómo puedes manejar tus emociones cuando son negativas, desagradables o demasiado intensas? 

Si sabes que tu pensamiento es un generador de emociones y conoces sus mecanismos, tendrás una poderosa herramienta para manejarlas.

Las emociones humanas no son algo tan simple como para que podamos darles una explicación sencilla cuando nos preguntamos por su origen. Pero sí es cierto que existe un factor muy importante (aunque no sea el único) a tener en cuenta cuando te preguntas de dónde proceden tus emociones: se trata de tu propio pensamiento.

No existe una realidad objetiva que podamos percibir todos de la misma manera, sino que percibimos el mundo a través de un filtro formado por nuestros sentidos y nuestras interpretaciones. Si alguien te mira con el ceño fruncido puedes pensar que tiene algo contra ti e interpretar esa mirada como hostil. Pero tal vez lo que sucede es que esa persona está enfadada por algo que está pensando y que nada tiene que ver contigo.

Tú has observado un suceso o acontecimiento (alguien te mira con el ceño fruncido), luego has usado tu pensamiento para hacer una interpretación y, finalmente, has llegado a una conclusión.


Pero aún hay más. Esa conclusión a la que llegas trae emparejada una emoción que variará en función de lo que pienses. Por ejemplo, puedes pensar:

1. Tiene algo contra mí, tal vez le he hecho algo que no recuerdo, creo que quiere hacerme daño y además es más fuerte que yo. En este caso es muy probable que la emoción que generen estos pensamientos sea miedo.

2. Tiene algo contra mí, tal vez le he hecho algo que no recuerdo y ahora quiere hacerme daño, así que si me busca me va a encontrar, yo soy más fuerte. En ese caso la emoción generada será de hostilidad.

3. No sé por qué me mira así, parece enfadado conmigo, esperaré a ver qué pasa. En este caso se produce un sentimiento de ligera preocupación y la persona se pone en guardia sin alarmarse demasiado.

4. Parece que me mira enfadado, pero no lo conozco, no hay motivos para que esté enfadado conmigo, tal vez simplemente está enfadado y tiene así el ceño todo el rato. En este caso, la emoción generada es más bien de curiosidad.

Como ves, el mismo suceso puede dar lugar a emociones muy diferentes según tu interpretación de lo sucedido. Por eso es tan importante saber usar bien el pensamiento y ser realista a la hora de hacer interpretaciones de la realidad, tratando de usar un pensamiento lógico, libre de errores de pensamiento y constructivo. Para hacerlo, a veces debemos cuestionar nuestras propias interpretaciones de lo sucedido, sometiéndolas a debate.

¿Cómo puedes saber cuándo estás cometiendo errores de pensamiento?

Esta respuesta es fácil: 

siempre que sientas emociones negativas especialmente intensas, existe una probabilidad muy alta de que estés pensando erróneamente y llegando a conclusiones falsas, poco realistas o exageradas. 

Esto no significa que siempre que te sientas mal, estás equivocándote. Las emociones negativas son normales y sanas, pues nos avisan de lo que va mal. Por ejemplo, puedes estar preocupado por algo de un modo totalmente realista. Pero si en vez de sentir preocupación sientes ansiedad (con temblores, taquicardia, sudoración, problemas para respirar, etc.) entonces sí es muy probable que estés pensando erróneamente… A no ser que te sientas así porque tienes un enorme tigre de Bengala en tú salón, lo cual no suele ser muy habitual.

Fuente:

http://motivacion.about.com/od/psicologia/a/El-Pensamiento-Como-Generador-De-Emociones.htm


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