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sábado, 29 de abril de 2017

¿A partir de qué punto se considera que una conducta es adictiva?

La secuencia de desarrollo de la adicción es muy similar en las diferentes personas, la diferencia se sitúa en el tiempo que tarda en asentarse cada una de las fases de desarrollo.

La primera fase es el consumo puntual placentero en el que no existe una repercusión en el individuo y éste goza de cierto control para elegir cuándo y dónde realiza la exposición al estímulo o sustancia potencialmente placentera.


La segunda fase es considerada de inercia. En este momento existe una exposición más repetida, aparecen fenómenos de tolerancia y dependencia en los que el control ha disminuido pero las consecuencias evidenciables son mínimas. Justamente en este estado las personas reconocen la existencia de un bienestar y un placer más atenuado que en la fase anterior y con frecuencia ¨no saben por qué lo hacen¨ y existe cierta necesidad de mantener una repetición en el consumo, así como una falsa sensación de inocuidad y de ¨poder dejar de consumir cuando se quiera".

La tercera fase es la adicción propiamente dicha. Llegados a este punto el comportamiento de búsqueda se vuelve frecuente, repetitivo, obsesivo e incontrolable. Llega un momento en que la persona no es capaz de frenar la conducta adictiva porque le genera un importante malestar a nivel personal y la repetición se vuelve irrefrenable para evitar los denominados "refuerzos negativos" como son: ansiedad, miedo, insomnio, irritabilidad, obsesividad... síntomas que aparecen cuando la persona no está consumiendo la sustancia o realizando el comportamiento adictivo. En esta fase, durante las 24 horas del día el pensamiento de la persona gira en torno al consumo o a la posibilidad del mismo.

Adicciones más comunes 

Las adicciones más comunes continúan siendo las que derivan del consumo de sustancias, fundamentalmente alcohol, tabaco (nicotina), cocaína y cannabis. Tras ellas están el resto de drogas ilegales, con repuntes en incidencia de las drogas de diseño y la heroína. 

A nivel de otro tipo de sustancias, encontramos el aumento de incidencia en la autoadministración de fármacos tranquilizantes del grupo de las benzodiazepinas y los analgésicos derivados mórficos, que pueden generar fenómenos de dependencia y tolerancia con una fácil escalada de dosis. Por este motivo este tipo de fármacos requieren una estricta supervisión por el profesional sanitario.

Por otro lado, encontramos las adiciones comportamentales. La más conocida es la ludopatía, siendo otras adicciones conductuales, como la adicción a las nuevas tecnologías, al trabajo, al sexo, a las compras compulsivas, etc. Justamente en este tipo de conductas repetitivas, el límite entre adicción y compulsión es difuso, puesto que en este tipo de personas encontramos con frecuencia la coexistencia de otros trastornos mentales concomitantes a la conducta repetitiva comportamental.

Fuente:  
Dr. Augusto Zafra, Médico Psiquiatra, Valencia - España +34 601 221 439 

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