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lunes, 11 de febrero de 2013

El trastorno bipolar


Tan cambiante como la luna

El trastorno bipolar es un trastorno mental que consiste en una alteración del estado de ánimo, en la cual el paciente alterna entre una fase de tristeza o depresión y una fase de manía. La manía es un estado emocional caracterizado por alegría y actividad exagerada. Por ello se denomina trastorno bipolar, porque el estado de ánimo oscila entre dos polos opuestos: en un extremo la depresión y en el otro extremo la manía.



La fase depresiva puede durar días o semanas, y se caracteriza por los siguientes síntomas:

  • Humor depresivo, tristeza presente durante la mayor parte del día y casi todos los días, que se modifica muy poco por las circunstancias ambientales y que persiste durante al menos dos semanas.
  • Marcada pérdida de los intereses o de la capacidad de disfrutar de actividades que anteriormente eran placenteras.
  • Falta de vitalidad, cansancio ante mínimos esfuerzos.
  • Pérdida de confianza y estimación de sí mismo.
  • Sentimientos de inferioridad.
  • Sentimientos de culpa, autorreproches.
  • Ideas de suicidio.
  • Reproches hacia sí mismo desproporcionados y sentimientos de culpa excesiva e inadecuada.
  • Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio o cualquier conducta suicida.
  • Quejas o disminución de la capacidad de concentrarse y de pensar, acompañadas de falta de decisión y vacilaciones.
  • Cambios de actividad psicomotriz, con agitación o inhibición
  • Alteraciones del sueño de cualquier tipo.
  • Cambios del apetito (disminución o aumento) con la correspondiente modificación del peso.

·        Pueden aparecer síntomas psicóticos tales como: ideas delirantes de culpa, de nihilismo, hipocondríacas, de ruina o de catástrofe inminente; alucinaciones auditivas (oye voces despectivas o condenatorias).

Al finalizar la fase depresiva suele aparecer un cambio espontáneo del estado de ánimo hacia la fase maníaca, La fase maníaca puede durar días o semanas, y se caracteriza por los siguientes síntomas:

  • Incremento de la energía y de la actividad.
  • Sentimientos de euforia, bienestar y de eficiencia física y mental.
  • Incremento de la sociabilidad, locuacidad, exceso de familiaridad.
  • Reducción de las necesidades de sueño.

·        La euforia puede llegar al punto de conducir al paciente a interrumpir sus actividades laborales.
  • Algunos pacientes se tornan irritables, engreídos y groseros.
  • Gastos económicos y dilapidaciones en compras.
  • Crecimiento desmesurado de la autoestima, con ideas de grandeza y exceso de confianza en sí mismo.
·        Pérdida de las inhibiciones sociales normales que dan lugar a comportamientos desvergonzados, temerarios o inadecuados a las circunstancias.
  • Marcado aumento del vigor sexual o indiscreciones sexuales.

·        Cuando el episodio maníaco es más severo pueden aparecer síntomas psicóticos: delirios de grandeza, delirios de celos, ideas delirantes de poseer poderes sobrehumanos, alucinaciones auditivas (oye voces que le hablan directamente).

La prevalencia de por vida del trastorno bipolar en la población general se estima es del 5%, es decir, este trastorno lo padece el 5% de la población, desde niños a adultos. 
La enfermedad suele iniciar antes de los 20 años de edad, los pacientes pasan una gran parte de su vida con síntomas, lo que les disminuye su calidad de vida. El tratamiento del trastorno bipolar se basa en el uso de medidas farmacológicas (medicamentos) y psicoterapia. Los pacientes que no reciben tratamiento tienden a volverse crónicos, con un deterioro paulatino de sus capacidades mentales a largo plazo. Lo más importante a tener en cuenta es la detección temprana de la enfermedad y el tratamiento preciso, para evitar el deterioro mental paulatino del paciente.

Fuente:
Dra. Mariana Tescari, Médico Psiquiatra

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