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lunes, 11 de febrero de 2013

Los trastornos de personalidad


Personalidad

Todos los procesos emocionales, de pensamiento y de conducta del individuo, es lo que denominamos Personalidad. Es decir que cuando hablamos de personalidad nos referimos a la manera en que alguien se desempeña, como se comporta, como entiende la vida, como son sus maneras de pensar y como son sus sentimientos.

La personalidad se caracteriza por ser arraigada y perdurable, es decir que no cambia con el tiempo sino que se mantiene firme y constante, manifestándose en todos los ambientes en los que la persona se desenvuelve. La personalidad es el estilo particular de cada quién y determina el modo de relacionarse con los demás, el modo de verse a sí mismo y de defenderse de las situaciones angustiantes. La personalidad es un sistema permanente con rasgos de difícil modificación.


Describir la personalidad implica evaluar diferentes aspectos, por ejemplo: introvertido, extrovertido, amable, no amable, estable, inestable, consciente, agresivo, sereno, competitivo, sumiso, indeciso, decidido, perseverante, inconstante, temeroso, seguro, generoso, tacaño, ordenado, desordenado, cariñoso, áspero, sensible, superficial, y muchas otras características que delimitan una variedad de modos de ser y de vivir la vida que hace única a cada persona.

Una cosa es la personalidad normal con su diversidad de presentaciones y otra cosa son las personalidades patológicas. Los trastornos de personalidad consisten en rasgos de conducta, pensamiento y sentimientos disfuncionales, que impiden a las personas llevar relaciones sanas y sin conflicto,son lo que se conoce vulgarmente como “trastornos del carácter”, “mal carácter” o “trastornos de conducta”. Según los rasgos presentes se clasifican de la siguiente manera:

Grupo A: pertenecen a este grupo las personalidades disfuncionales en las que predominan la extrañeza y la excentricidad, a este grupo pertenecen el trastorno paranoide, esquizotípico y esquizoide.

Grupo B: en este se agrupan los trastornos de personalidad en los que lo resaltante es la emotividad, el dramatismo y las emociones disfuncionales, tenemos aquí al trastorno antisocial, limítrofe, histriónico y narcisista.

Grupo C: incluye a personas en las que predominan rasgos disfuncionales ansiosos y fóbicos como el trastorno evitativo, el dependiente y el obsesivo-compulsivo.

Entiendo que para los lectores esto puede sonar confuso o difícil de comprender, pero ya saben que mi intención es llevarles por el camino de comprender lo que puede significar esto. En posteriores artículos vamos a revisar cada uno de los trastornos de personalidad por separado, vamos a extraer de allí elementos útiles para reconocer las conductas anormales en las personas que nos rodean y el modo de canalizar estas conductas en las relaciones con los hijos, la familia y la pareja.

Aunque no todos los trastornos de personalidad llevan a conductas de inadaptación social, con frecuencia las perturbaciones emocionales dan como consecuencia un desajuste social. Los trastornos de personalidad afectan entre el 10% y 13% de la población en general, es decir que para una población como la del Estado Portuguesa, de un millón de habitantes, habrá entre 100.000 y 130.000 personas con alguno de los trastornos de personalidad que mencionamos.

Los trastornos paranoide, narcisista, antisocial, esquizoide y obsesivo-compulsivo predominan en los hombres, y los trastornos limítrofe, histriónico, evasivo y dependiente son más comunes en mujeres. Las personas con estos trastornos suelen tener dificultades en las relaciones interpersonales, eso no implica que vivan aislados, en la mayoría de los casos forman familia con hijos, pero tienden a desarrollar hogares conflictivos y tormentosos, por ejemplo, un hombre con trastorno de personalidad paranoide, que vive a la defensiva, desconfiado, celoso de su pareja a un extremo irracional, suspicaz e hipersensible que hace un verdadero calvario la convivencia, o una mujer con trastorno de personalidad limítrofe, impulsiva, inestable, sin autocontrol, con tendencia a estallidos de ira y agresión contra el marido y los hijos en relaciones de amor-odio.

Detectar y reconocer a las personas con trastornos de personalidad puede darnos las herramientas que necesitamos para canalizar mejor estas relaciones, para ayudar a los seres queridos con estos defectos de carácter o para evitar involucrarse con alguien que probablemente le traiga sufrimientos posteriores. Tener este conocimiento puede ayudar a manejar las relaciones destructivas con las personas con trastornos de personalidad.

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