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jueves, 14 de febrero de 2013

Trastorno Antisocial de la Personalidad 1-2


Relaciones peligrosas

Casi todas las personas vamos por la vida creyendo que somos invulnerables, estamos conscientes de la inseguridad que asecha en las calles, pero solemos ser relativamente ingenuos con respecto a las intenciones de las personas que se nos acercan en un contexto social, laboral o romántico. No podemos llevar una vida solitaria, suponemos que las personas que forman parte de nuestro entorno comparten nuestros valores en cuanto a los derechos de los demás y la inviolabilidad de la vida humana.

Hoy vamos a hablar acerca del trastorno antisocial de la personalidad, este trastorno se conoce también como trastorno disocial de la personalidad, trastorno asocial o personalidad sociopática. Se estima que el del 2 al 4% de la población cumple con los criterios para el diagnóstico del trastorno antisocial de la personalidad, eso equivale a unas 20.000 a 40.000 personas en el Estado Portuguesa, es más frecuente en hombres que en mujeres, y se supone que se relaciona tanto con fallas en la crianza como con tendencias genéticas o hereditarias.



Las personas con trastorno antisocial de la personalidad se parecen a nosotros y saben actuar como cualquier persona, saben cómo ganarse la confianza de la gente y cómo hacer sentir seguro y cómodo a los demás en las relaciones personales, también saben cómo acceder a nuestras vidas personales. Sin embargo, las personas con trastorno antisocial de la personalidad son muy distintas a lo que parecen, son muy diferentes al resto de las personas.

Las personas con trastorno antisocial de la personalidad son plenamente conscientes de las normas sociales, pero consideran que dichas normas no son aplicables a ellos, sus motivaciones para actuar no proceden del altruismo ni de hacer lo correcto, simplemente van por la vida haciendo los que les va bien a ellos, si desean algo lo toman, independientemente de cómo pueda eso afectar a otras personas. No poseen empatía por los demás, no les interesa ni les conmueve el dolor ajeno, no sufren de remordimientos, no se sienten responsables de sus actos y no sienten culpa. Si alguien interfiere en su camino, ese alguien se convierte en un problema para ellos y no tendrán ningún reparo en deshacerse de aquél que consideran un problema o un obstáculo para alcanzar sus fines. No poseen conciencia social, viven el momento presente pensando en satisfacer los planes que tienen. No poseen autocrítica y por ello culpan a los demás de sus actos, no son capaces de entender los correctivos que la sociedad les impone y son incapaces de aprender de los castigos o sanciones.

El diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad se realiza cuando están presentes al menos cuatro de las siguientes características: 

1. Cruel despreocupación por los sentimientos de los demás y falta de capacidad de empatía
2. Actitud marcada y persistente de irresponsabilidad y desprecio por las normas, reglas y obligaciones sociales
3. Incapacidad para mantener relaciones personales duraderas
4. Muy baja tolerancia a la frustración, descargas de agresividad ante cualquier cosa, llegando incluso a comportamientos violentos
5. Incapacidad para sentir culpa y para aprender de la experiencia, en particular del castigo
6. Marcada predisposición por culpar a los demás o a ofrecer explicaciones creíbles y racionales de sus comportamientos conflictivos
7. Comportamiento dirigido a la búsqueda de placer o satisfacción inmediata, sin importarle las consecuencias

Las personas con trastorno antisocial de la personalidad son expertos a la hora de encontrar y aprovecharse de los más vulnerables o distraídos. Dado el grado de peligrosidad y destructividad de las personas con este trastorno, es necesario aprender a reconocerlos, estar alerta y ser prudente ante cualquier relación nueva, hasta tanto usted no conozca lo suficiente de alguien, no es recomendable entregarle su confianza.

En otro artículo les termino de contar otras cosas acerca de este trastorno de personalidad, cuídense mucho y fíjense bien a quién le van a entregar su confianza y su corazón.

Fuente:
Dra. Mariana Tescari, Médico Psiquiatra