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sábado, 31 de diciembre de 2011

El Trastorno Bipolar: una guía ampliada para pacientes y familiares (parte 2)


Alteraciones de la percepción

En la manía se puede dar un aumento de las percepciones sensoriales: el oído rinde más, se ve mejor, se saborean los alimentos con más intensidad. Los sentimientos que acompañan estas percepciones también pueden ser exagerados.

La sensibilidad para las impresiones estéticas puede estar aumentada, e incluso la percepción musical se puede alterar, de manera que los tiempos rápidos, lejos de generar más tensión, conllevan una mayor alegría. La percepción temporal también puede ser anómala, con tendencia a sobreestimar la duración del tiempo transcurrido.

Un pequeño número de pacientes presenta alucinaciones auditivas, es decir, oye ruidos o voces inexistentes, que el resto de las personas no puede oír, y tiene el convencimiento de que se trata de algo real.


Alteraciones de la memoria

El paciente maníaco tiene gran facilidad para recuperar recuerdos alegres y positivos, y en él la memoria actúa como un filtro que sólo deja aflorar recuerdos de contenido agradable: ocasiones de diversión o júbilo, logros alcanzados en cualquier ámbito... No falsea los recuerdos, sino que los selecciona, dejando de lado aquéllos de contenido negativo, triste o desagradable. Puede ser capaz de recordar casi automáticamente cosas aprendidas anteriormente y, por ejemplo, recitar textos con mucha facilidad, pero la fijación de estos recuerdos es muy deficitaria.

Le resulta difícil, en cambio, centrar su atención en algo. Hay una permanente distracción, la persona es incapaz de escoger a qué quiere atender y reacciona sin poder evitarlo a todos los estímulos exteriores.

Alteraciones del pensamiento

La aceleración del ritmo del pensamiento es muy característica del episodio maníaco. A la mente del paciente afluye tal torrente de ideas que le cuesta mucho trabajo encadenarlas de forma coherente. Así, salta de un tema a otro, en casos extremos sin conexión aparente, y su interlocutor no puede dejar de preguntarse: “¿adónde quiere ir a parar?”. A este hablar sin cesar, con frases rápidas y mal hilvanadas, haciendo asociaciones superficiales, juegos de palabras, rimas o bromas, lo llamamos verborrea.

La persona que sufre un episodio maníaco puede tener, igual que cuando está depresivo, falsas creencias, a las que llamamos ideas delirantes, que suelen estar relacionadas en la mayoría de los casos con su exagerada autoestima y gran expansividad.

Los temas más habituales son:

Riqueza: El enfermo cree tener gran cantidad de posesiones o dinero.

Capacidades especiales: Cree haber descubierto o inventado algo extraordinario, poseer un don especial para curar o ayudar a los demás, haber escrito un libro sin precedentes, etc.

Identidad grandiosa: Cree ser de sangre noble, estar emparentado con figuras emblemáticas, ser la reencarnación de algún personaje histórico...

Misión especial: Cree tener la capacidad para resolver problemas mundiales como las guerras, el hambre, el paro, las desigualdades... También puede pensar que es un elegido por alguna divinidad, por la humanidad o por seres extraterrestres para desempeñar una misión especial de redención mundial.
Pese a todo lo anterior, el paciente no se considera enfermo y rechaza cualquier tipo de tratamiento. Así, a la pregunta “¿Cómo se encuentra?” suele responder: “Como nunca”.


Fuente:

El Trastorno Bipolar: una guía ampliada para pacientes y familiares
Editada por Generalitat Valenciana. Conselleria de Sanitat- 2005
Valencia – España

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