Abraham Lincoln fue el presidente número 16 de los Estados Unidos y uno de los más recordados de la historia de esa nación; mientras que Ernest Hemingway fue un reconocido escritor y Pietr Tchaikovsky fue un gran músico ruso, autor de piezas de la talla de "Romeo y Julieta" y "El Lago de los Cisnes" y "Cascanueces". Pero los tres personajes tuvieron algo en común: padecieron trastorno bipolar.
Esta afección psicológica, que puede sufrir el 8% de las personas en el mundo, está presente en el 1,6 al 2,5% de la población global. De ese total, el 40% de los pacientes no ha sido diagnosticado a tiempo o no recibe el tratamiento adecuado, lo que genera que entre el 15 y el 20% de esos individuos terminen suicidándose.
En Venezuela, el trastorno bipolar tiene una incidencia similar a la tasa mundial, por lo que esta enfermedad afectó entre 413.642 y 646.376 personas durante el 2002, según las estadísticas del doctor Luis Madrid, jefe de Hospitalización del Área de Psiquiatría de Oficiales del Hospital Militar de Caracas.
A este mal, antes llamado "psicosis maníaco-depresiva" también se le conoce con el nombre de "la enfermedad cíclica del humor". Se caracteriza por la presencia, a lo largo de la vida, de episodios de depresión inhibidora -abatimiento, ánimo triste, apatía, silencio, no capacidad de disfrute, sentimientos de minusvalía y de culpa y sueño en excesivo- y de manía -euforia patológica, habla incesante, ideas de grandeza, pocas ganas de conciliar el sueño y alegría que puede degenerar en violencia- alternados con períodos de "eutimia" o normalidad plena.
Según explica Luis Madrid, profesor titular de la cátedra Psicopatología, de los postgrados de Psiquiatría y Psicología Clínica de la Universidad Central de Venezuela, las personas que sufren esta enfermedad tienen una predisposición genética, que estalla ante la presencia de factores desencadenantes, tal es el caso de traumas infantiles -pérdida de los familiares, maltratos para inhibir afectos, violaciones-; conductas aprendidas; intolerancia al estrés y al dolor -que se traduce en tristeza y rabia-; pérdida del empleo; vivencias con un alcohólico, y de factores biológicos -desbalances neuroquímicos a nivel de los neurotransmisores-.
"El problema con esta enfermedad -sugiere el Psiquiatra- es que los pacientes necesitan una pronta atención para reducir los períodos maniaco-depresivos y alcanzar lo más pronto posible la normalidad y eso, sencillamente, no ocurre. Se calcula que más del 80% de las personas acude al médico cuando se encuentra con marcada irritabilidad e inestabilidad, lo que implica un tratamiento severo".
Madrid expresa que la "patología del humor" no se cura, sólo se trata para mantenerla controlada y, así, lograr que las personas puedan llevar una vida tranquila, normal y ser productivos como cualquier individuo normal. Asegura que el mejor tratamiento es la combinación de la psicoterapia, la psicoeducación -donde se incluyen a los familiares del paciente- y la farmacoterapia. "Esos tres elementos son inseparables, porque su unión garantiza mayor efectividad y, por ende, mejor calidad de vida", apunta.
En el caso específico del tratamiento continuo con medicamentos, Luis Madrid aclara que existen diversos productos que son efectivos; su uso y combinación dependen de cada caso. Hay los estabilizadores del humor -como el litio-, los antidepresivos y los antipsicóticos típicos o antipsicóticos atípicos.
Menciona que, actualmente, está en el mercado nacional la segunda generación de antipsicóticos atípicos y estabilizadores del humor, de donde destacan productos como la olanzapina, el valproato y la oxcarbacepina. "Yo los he probado todos y puedo decir que son de excelente calidad", acota.
Madrid destaca que la olanzapina es uno de los medicamentos más positivos, ya que los pacientes que están en la fase de manía responden en un 80% a esta droga durante los primeros siete días; mientras que aquellos que están en fase depresiva lo hacen hasta en un 50% durante el mismo período. "Otro de sus posibles beneficios -en estos momentos en fase de estudio- es la estabilización el humor del paciente por más de dos años; lo que sería un gran avance par todos, ya que, en el futuro, podríamos aplicar una monoterapia basada en este medicamento", revela.Informa que se suele recomendar una dosis diaria pequeña. No obstante, el Psiquiatra y Psicoterapeuta aconseja que al momento de recetar medicamentos a un paciente con trastorno bipolar, se combine un antipsicótico atípico de segunda generación con un estabilizador del humor o un antidepresivo para tener mejores resultados en menos tiempo.
Información Cortesía de Laboratorios Ely Lilly
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