Alteraciones de la percepción
En la manía se puede dar un aumento de las percepciones sensoriales: el
oído rinde más, se ve mejor, se saborean los alimentos con más intensidad. Los
sentimientos que acompañan estas percepciones también pueden ser exagerados.
La sensibilidad para las impresiones estéticas puede estar aumentada, e
incluso la percepción musical se puede alterar, de manera que los tiempos
rápidos, lejos de generar más tensión, conllevan una mayor alegría. La
percepción temporal también puede ser anómala, con tendencia a sobreestimar la
duración del
tiempo transcurrido.
Un pequeño número de pacientes presenta alucinaciones auditivas, es
decir, oye ruidos o voces inexistentes, que el resto de las personas no puede
oír, y tiene el convencimiento de que se trata de algo real.
Alteraciones de la
memoria
El paciente maníaco tiene gran facilidad para
recuperar recuerdos alegres y positivos, y en él la memoria actúa como un
filtro que sólo deja aflorar recuerdos de contenido agradable: ocasiones de
diversión o júbilo, logros alcanzados en cualquier ámbito... No falsea los
recuerdos, sino que los selecciona, dejando de lado aquéllos de contenido
negativo, triste o desagradable. Puede ser capaz de recordar casi automáticamente cosas aprendidas
anteriormente y, por ejemplo, recitar textos con mucha facilidad, pero la
fijación de estos recuerdos es muy deficitaria.
Le resulta difícil, en cambio, centrar su atención en
algo. Hay una permanente distracción, la persona es incapaz de escoger a qué
quiere atender y reacciona sin poder evitarlo a todos los estímulos exteriores.
Alteraciones del
pensamiento
La aceleración del ritmo del pensamiento es muy
característica del episodio maníaco. A la mente del paciente afluye tal
torrente de ideas que le cuesta mucho trabajo encadenarlas de forma coherente.
Así, salta de un tema a otro, en casos extremos sin conexión aparente, y su
interlocutor no puede dejar de preguntarse: “¿adónde quiere ir a parar?”. A
este hablar sin cesar, con frases rápidas y mal hilvanadas, haciendo
asociaciones superficiales, juegos de palabras, rimas o bromas, lo llamamos verborrea.
La persona que sufre un episodio maníaco puede tener,
igual que cuando está depresivo, falsas creencias, a las que llamamos ideas
delirantes, que suelen estar relacionadas en la mayoría de los casos con su
exagerada autoestima y gran expansividad.
Los temas más habituales son:
Riqueza: El enfermo cree tener gran cantidad de posesiones o
dinero.
Capacidades especiales: Cree haber
descubierto o inventado algo extraordinario, poseer un don especial para curar
o ayudar a los demás, haber escrito un libro
sin precedentes, etc.
Identidad grandiosa: Cree ser de
sangre noble, estar emparentado con figuras emblemáticas, ser la reencarnación de
algún personaje histórico...
Misión especial: Cree tener la capacidad para
resolver problemas mundiales como las guerras, el hambre, el paro, las
desigualdades... También puede pensar que es un elegido por alguna divinidad,
por la humanidad o por seres extraterrestres para desempeñar una misión
especial de redención mundial.
Pese a todo lo anterior, el paciente no se considera
enfermo y rechaza cualquier tipo de tratamiento. Así, a la pregunta “¿Cómo se
encuentra?” suele responder: “Como nunca”.
Fuente:
El Trastorno Bipolar: una guía ampliada para pacientes
y familiares
Editada por Generalitat
Valenciana. Conselleria de Sanitat- 2005
Valencia
– España
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