Primera parte
Enamorarse es un proceso alegre y divertido, conocer a alguien, descubrirlo y entregarse recíprocamente es emocionante y placentero. Al comienzo cualquier relación de pareja suele ser satisfactoria y los enamorados desean que esa relación perdure, por eso deciden unirse y empezar la convivencia o el matrimonio. Hasta aquí la relación fluye con espontaneidad, impulsada por las emociones y el deseo.
La fase de enamoramiento suele durar entre uno y dos años como máximo, luego de esa fase empiezan a surgir roces inevitables, generados por la convivencia de dos seres diferentes, conservar el vínculo ya no depende de la emoción inicial, sino de la atención y mantenimiento constante que la pareja realice para mantenerse unidos y en armonía. Ninguna relación de pareja florece sin esfuerzo.
Los elementos que con más frecuencia desbaratan el amor en una relación de pareja suelen ser:
La ira: es natural que ciertas situaciones puedan generar rabia, pero las personas adultas deberían saber cómo canalizar esta emoción sin descargarla contra la pareja, reconocer esta emoción es el primer paso para manejarla con madurez. Si tuvo un mal día o no recibió la atención que esperaba en el hogar, aguarde un momento a que la rabia disminuya, jamás trate de resolver un asunto con su pareja si siente rabia, tampoco presione a su cónyuge a sostener una conversación cuando se encuentra perturbado, respete el tiempo y la distancia que su pareja necesita para serenarse.
La crítica: criticar implica atacar la personalidad o las conductas de la pareja, es saludable ventilar los desacuerdos, pero sin agredir. Si algo le molesta de su pareja busque un momento oportuno para hablar del asunto, sea específico, diríjase al tema y razone con su pareja acerca del modo más adecuado para resolverlo, evite decir frases que comiencen con “tú nunca” o “tú siempre”, no generalice. Por ejemplo, dígale a su pareja: "Estoy molesto porque se te olvidó sacar la basura y me gustaría que me ayudes con eso", en lugar de decir: "Tú nunca me ayudas, no sé cómo puedo vivir con alguien tan irresponsable”. Este tipo de error suele ser más frecuente en las mujeres.
El desprecio: despreciar implica insultar a su pareja, es un signo abierto de falta de respeto y de infravaloración. Nunca se burle, no le haga a su pareja gestos de impaciencia ni de sarcasmo, jamás se le ocurra infravalorar los esfuerzos que su pareja hace para hacerle feliz a usted, ni le compare con otras personas, puesto que todas estas actitudes hieren profundamente los sentimientos.
La defensiva: estar a la defensiva es exactamente lo contrario a ser receptivo, reciba el afecto y las opiniones de su pareja con los brazos y la mente abiertos. En medio de una discusión puede suceder que sienta la necesidad de defenderse, pero evite la rabia, la crítica, el desprecio y cerrarse, siga las mismas recomendaciones para manejar la rabia, y hágale entender a su pareja que más tarde retomarán el tema con mayor serenidad. Nadie es poseedor de la verdad absoluta, escuche a su pareja, trate de ponerse en sus zapatos y de captar su punto de vista, no niegue su responsabilidad en los hechos, no invente excusas ni se queje de lo que le está comunicando su cónyuge.
Cerrarse: cuando las personas se cierran, simplemente se niegan a responder. Emplear esta táctica de vez en cuando puede ser saludable, pero cuando el individuo se cierra cada vez que surge un tema de debate se va destruyendo la paciencia de la pareja. Cuando sienta la necesidad de aislarse del conflicto mejor exprese lo que siente: “me cuesta hablar de esto, siento la necesidad de aislarme y escapar de esta conversación”, traten de entenderse y buscar un modo más constructivo de analizar el tema en cuestión. Cerrarse es muy frecuente por parte de los hombres, en especial cuando la mujer recurre a la crítica o desprecio. La solución a los problemas no es escaparse del matrimonio, sino encontrar la manera de armonizar los puntos de vista para que ambos puedan salir ganando.
Todo el mundo soltero o casado enfrenta retos y situaciones complicadas en la vida, no le eche la culpa a su pareja por sus fracasos o los obstáculos que surgen, recuerde que su pareja es la compañía más cercana que usted tiene, y que si usted estuviera soltero (a) de todos modos estaría atravesando diversos problemas.
Piense que las adversidades compartidas dividen la carga entre dos y así se hacen más fáciles de llevar, y que las alegrías compartidas multiplican por dos el regocijo. Recuerde esto cada día de su convivencia, trate a su pareja con amabilidad, respeto y atención, y trace límites firmes y precisos con su pareja: exija el mismo trato especial y amoroso que usted da. Sea inteligente, no desbarate el amor que le unió a esa persona tan especial.
Fuente:
Dra. Mariana Tescari
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