Depresión
Inevitablemente la vida trae enfermedades, desgracias, pérdidas, muertes, accidentes y preocupaciones. No es realista esperar que la vida carezca de momentos de tristeza, amargura y desesperación. Sin embargo, las desgracias y las pérdidas no tienen que llevar forzosamente a la depresión, en las personas que no sufren de depresión los mecanismos y recursos internos del individuo reorganizan la experiencia de los momentos más difíciles de la vida y los incorporan finalmente como aprendizajes que maduran a la persona, la cuál sale de la experiencia traumática fortalecida y con nuevas herramientas que le ayudarán a ver la vida con más sagacidad.
A diferencia del resto, las personas que sufren de depresión tienen pérdida de la autoestima y sentimientos de culpa, se sienten impotentes, incapaces de perdonar sus propios errores, desesperanzados y abrumados aún cuando las circunstancias que están viviendo no sean consideradas por los demás como verdaderamente graves, e incluso, pueden sentirse así aunque nada externo justifique sus sentimientos de tristeza profunda.
Es común que los familiares de la persona deprimida piensen que el paciente no tiene ninguna razón por la cual sentirse tan triste y tan mal, intenta motivarlo y le piden que “cambie, que sea optimista, que salga y se divierta”, pero no comprenden que es un estado de ánimo que no depende de la voluntad del paciente, el paciente realmente no quiere estar deprimido, y por lo regular ha realizado múltiples esfuerzos para sentirse mejor sin lograr conseguirlo. Es muy importante que la familia entienda y acepte que se trata de un problema de salud y que el paciente necesita un tratamiento, puesto que no basta con que simplemente “trate de estar alegre”.
La depresión es una enfermedad en la cual el paciente sufre un decaimiento del ánimo, con reducción de su energía y disminución de su actividad. Se deterioran la capacidad de disfrutar, el interés y la concentración, y es frecuente el cansancio físico, incluso después de realizar esfuerzos mínimos.
Habitualmente el sueño se halla perturbado, en tanto que disminuye el apetito. Casi siempre decaen la autoestima y la confianza en sí mismo, y a menudo, aparecen algunas ideas de culpa o de ser inútil, de que la vida no vale la pena y que no tiene ningún sentido vivir, como que si la existencia fuera una carga que tiene que tolerar.
El decaimiento del ánimo varía poco de un día al siguiente, es discordante con las circunstancias y puede acompañarse de los así llamados síntomas somáticos, tales como la pérdida del interés y de los sentimientos placenteros, el despertar matinal con varias horas de antelación a la hora habitual, el empeoramiento de la depresión por las mañanas, el marcado retraso psicomotor, la agitación y la pérdida del apetito, de peso y de la libido. El episodio depresivo puede ser calificado como leve, moderado o grave, según la cantidad y la gravedad de sus síntomas.
La depresión no discrimina, puede afectar a cualquier persona, hombre o mujer, niño, joven, adulto o anciano, independientemente de su posición social o de su nivel intelectual. Ser más inteligente o tener mejores recursos económicos no significa que sea inmune a la depresión ni a cualquier otro trastorno de la salud mental. La depresión afecta aproximadamente al 15% de la población mundial y es causante del sufrimiento de muchas personas que se sienten prisioneras de cuerpo, mente y alma en esta condición psicológica. La depresión agrava otras enfermedades como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y los problemas inmunológicos. La depresión también conlleva pérdidas de recursos económicos por el bajo rendimiento intelectual, laboral y social que determina.
La depresión se caracteriza por los siguientes síntomas:
● Pérdida de interés o de la capacidad de disfrutar de las actividades que anteriormente eran placenteras.
● Pérdida de reacción emocional a circunstancias que habitualmente producen respuesta emocional.
● Alteraciones del sueño como insomnio o despertar por la mañana dos o más horas antes de lo habitual.
● Empeoramiento matutino del humor depresivo.
● Inhibición psicológica y motriz, es decir: enlentecimiento del pensamiento y movimientos.
● Pérdida marcada del apetito y de la capacidad para disfrutar las comidas.
● Pérdida o aumento de peso.
● Pérdida marcada del deseo sexual.
● Sensación de cansancio, de agotamiento físico con mínimos esfuerzos.
● Ideas de muerte, sentimientos de no querer vivir más o pensamientos de suicidio.
● Sentimientos de no ser comprendido, de que nadie entiende lo que le sucede.
● Ansiedad, angustia, irritabilidad o nerviosismo.
Distimia
Algunas personas presentan una depresión crónica del humor llamada distimia, que dura al menos varios años y en los que se observa la presencia de un período de al menos dos años de estado de ánimo deprimido de forma continua o constantemente recurrente. La gravedad de los síntomas depresivos en la distimia no es tan intensa como en la depresión, pero igualmente puede afectar el rendimiento de la persona y la calidad de sus relaciones interpersonales. En la distimia los períodos de ánimo normal duran pocas semanas y se alternan con períodos de depresión en los que se observan tres o más de los síntomas siguientes:
● Una disminución de la vitalidad o de la actividad.
● Insomnio.
● Pérdida de confianza en sí mismo o sentimientos de inferioridad.
● Dificultad para concentrarse.
● Llanto fácil
● Pérdida de interés o satisfacción por actividades sexuales u otras placenteras.
● Sentimientos de desesperanza o desesperación.
● Sentimientos de incapacidad para enfrentarse con las responsabilidades de la vida diaria.
● Pesimismo sobre el futuro o cavilaciones sobre el pasado.
● Aislamiento social y menor locuacidad de lo habitual en el sujeto.
Afortunadamente, actualmente existen más armas que nunca para combatir la depresión, los tratamientos científicos progresan cada día más y los adelantos en psiquiatría y medicamentos son herramientas valiosas para aliviar los síntomas. La depresión es tratable, con un buen diagnóstico y ayuda, casi todo el mundo se recupera. Ya no hay motivos para permitir que la depresión arruine la vida de las personas. Las personas pueden acudir a un médico especialista en psiquiatría para tratar la depresión y controlar los síntomas para evitar que empeoren con el tiempo se hagan más resistentes al tratamiento a medida que avanza la enfermedad.
Fuente:
Dra. Mariana Tescari, Médico-Psiquiatra, Acarigua, Venezuela
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