Uno de los trabajos fue publicado en la revista ‘The Lancet’ por un grupo de investigadores dirigidos por Paul Lichtenstein (del Instituto Karolinska). Entre 1973 y 2004 se analizaron los datos de más de nueve millones de personas (el equivalente a la población actual del país nórdico). De ellas, casi 36.000 tenían esquizofrenia y otras 40.000 sufrían trastorno bipolar.
Al analizar las relaciones de parentesco de estas personas (que pertenecían a dos millones de núcleos familiares diferentes), los investigadores han confirmado que ambas patologías comparten un 63% de la carga genética. “Una cifra algo superior a lo que se sospechaba”, señala a elmundo.es el doctor Jerónimo Saiz, jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, que reconoce que hasta ahora ya se sabía que “entre ambas psicosis hay cierto solapamiento”.
Concretamente, han observado que los familiares de primer grado de pacientes con alguno de los dos trastornos tenían hasta nueve veces más riesgo de desarrollar esquizofrenia y ocho veces más de sufrir trastorno bipolar que la población general. La carga genética se mantenía elevada incluso cuando se trataba de hermanos sólo de madre (3,6 veces más riesgo de esquizofrenia y 4,5 veces más de ser bipolares) o de padre (2,7 y 2,4 veces mayor riesgo, respectivamente).
¿Unirlos definitivamente?
“Esto confirma que si tienes un hermano con trastorno bipolar, tienes mayor probabilidad de desarrollar esta psicosis; pero también existen más probabilidades de sufrir esquizofrenia. Porque ambas tienen un riesgo compartido”, explica Eduard Vieta, coordinador del grupo de trastorno bipolar del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM).
Lo que él se pregunta, como hacen en un comentario en Lancet Michael Owen y Nick Craddock (de la universidad británica de Cardiff), es si esta evidencia debe traducirse de alguna manera en la clasificación de enfermedades mentales que actualmente se utiliza para diagnosticar a los pacientes.
A juicio de Vieta, es mejor mantener la distinción de ambos trastornos en la clínica “hasta que tengamos unos marcadores genéticos claros”. De momento ya se sabe que hay al menos cuatro genes que están replicados tanto en la esquizofrenia como en el trastorno bipolar; “aunque se trata de rasgos genéticos que indican únicamente una mayor vulnerabilidad, no tienen utilidad clínica de momento”, aclara Vieta.
Los editorialistas, por su parte, sí se muestran más partidarios de unir ambas en una sola, tanto en la clasificación internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS), como en el Manual de Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM).
Menos materia gris
Por su parte, el trabajo español llevado a cabo en el Hospital Gregorio Marañón (Madrid), en colaboración con el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) y Hospital Niño Jesús (también en la capital), ha permitido a los científicos corroborar que la mayoría de los adolescentes que sufre un primer brote psicótico (comportamiento extravagante, delirios, alucinaciones, alteraciones en la afectividad entre otros signos) tiene un menor volumen de materia gris (sustancia del cerebro donde se concentran las neuronas) que los chicos sanos.
Los investigadores contaron con la participación de 70 pacientes de siete a 18 años que fueron estratificados en tres grupos: esquizofrenia, trastorno bipolar y otras psicosis que no se encuadran en ninguna de las anteriores, tal y como recoge la revista ‘Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry’.
A todos ellos, y a otros 51 voluntarios sanos, se les realizó una prueba de imagen, morfometría con voxel, para estudiar el cerebro en su conjunto. Dicho test “facilita la visualización de cambios en cualquier región del cerebro por pequeña que sea”, explica a elmundo.es Joost Janssen, autor principal de la investigación y miembro del Laboratorio de Imagen Médica, Medicina Experimental y Cirugía del Gregorio Marañón.
La prueba demostró que tanto los afectados de esquizofrenia como los que padecen trastorno bipolar tienen menos materia gris “en el giro medial del lóbulo frontal, que está implicado en funciones cognitivas, en comparación con los chicos sanos”, puntualiza el investigador.
Janssen insiste también en que “todavía no sabemos si la pérdida de materia gris se debe a la propia enfermedad o no. Nuestro hallazgo sólo es una pieza más para conocer los rasgos comunes de las enfermedades psicóticas”.
Fuente: www.afesur.org, August 14, 2009
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