Personalidad
Todos los procesos emocionales, de pensamiento y de conducta del individuo, es lo que denominamos Personalidad.
Es decir que cuando hablamos de personalidad nos referimos a la manera en que alguien
se desempeña, como se comporta, como entiende la vida, como son sus maneras de
pensar y como son sus sentimientos.
La personalidad
se caracteriza por ser arraigada y perdurable, es decir que no cambia con el
tiempo sino que se mantiene firme y constante, manifestándose en todos los
ambientes en los que la persona se desenvuelve. La personalidad es el estilo
particular de cada quién y determina el modo de relacionarse con los demás, el
modo de verse a sí mismo y de defenderse de las situaciones angustiantes. La
personalidad es un sistema permanente con rasgos de difícil modificación.
Describir la
personalidad implica evaluar diferentes aspectos, por ejemplo: introvertido,
extrovertido, amable, no amable, estable, inestable, consciente, agresivo,
sereno, competitivo, sumiso, indeciso, decidido, perseverante, inconstante,
temeroso, seguro, generoso, tacaño, ordenado, desordenado, cariñoso, áspero,
sensible, superficial, y muchas otras características que delimitan una
variedad de modos de ser y de vivir la vida que hace única a cada persona.
Una cosa es la
personalidad normal con su diversidad de presentaciones y otra cosa son las
personalidades patológicas. Los trastornos de personalidad consisten en rasgos
de conducta, pensamiento y sentimientos disfuncionales, que impiden a las
personas llevar relaciones sanas y sin conflicto,son lo que se conoce
vulgarmente como “trastornos del carácter”, “mal carácter” o “trastornos de
conducta”. Según los rasgos presentes se clasifican de la siguiente manera:
Grupo A:
pertenecen a este grupo las personalidades disfuncionales en las que predominan
la extrañeza y la excentricidad, a este grupo pertenecen el trastorno
paranoide, esquizotípico y esquizoide.
Grupo B: en este
se agrupan los trastornos de personalidad en los que lo resaltante es la
emotividad, el dramatismo y las emociones disfuncionales, tenemos aquí al
trastorno antisocial, limítrofe, histriónico y narcisista.
Grupo C: incluye
a personas en las que predominan rasgos disfuncionales ansiosos y fóbicos como
el trastorno evitativo, el dependiente y el obsesivo-compulsivo.
Entiendo que
para los lectores esto puede sonar confuso o difícil de comprender, pero ya
saben que mi intención es llevarles por el camino de comprender lo que puede
significar esto. En posteriores artículos vamos a revisar cada uno de los
trastornos de personalidad por separado, vamos a extraer de allí elementos
útiles para reconocer las conductas anormales en las personas que nos rodean y
el modo de canalizar estas conductas en las relaciones con los hijos, la
familia y la pareja.
Aunque no todos
los trastornos de personalidad llevan a conductas de inadaptación social, con frecuencia
las perturbaciones emocionales dan como consecuencia un desajuste social. Los trastornos
de personalidad afectan entre el 10% y 13% de la población en general, es decir
que para una población como la del Estado Portuguesa, de un millón de
habitantes, habrá entre 100.000 y 130.000 personas con alguno de los trastornos
de personalidad que mencionamos.
Los trastornos
paranoide, narcisista, antisocial, esquizoide y obsesivo-compulsivo predominan
en los hombres, y los trastornos limítrofe, histriónico, evasivo y dependiente
son más comunes en mujeres. Las personas con estos trastornos suelen tener
dificultades en las relaciones interpersonales, eso no implica que vivan
aislados, en la mayoría de los casos forman familia con hijos, pero tienden a
desarrollar hogares conflictivos y tormentosos, por ejemplo, un hombre con
trastorno de personalidad paranoide, que vive a la defensiva, desconfiado,
celoso de su pareja a un extremo irracional, suspicaz e hipersensible que hace
un verdadero calvario la convivencia, o una mujer con trastorno de personalidad
limítrofe, impulsiva, inestable, sin autocontrol, con tendencia a estallidos de
ira y agresión contra el marido y los hijos en relaciones de amor-odio.
Detectar y
reconocer a las personas con trastornos de personalidad puede darnos las
herramientas que necesitamos para canalizar mejor estas relaciones, para ayudar
a los seres queridos con estos defectos de carácter o para evitar involucrarse
con alguien que probablemente le traiga sufrimientos posteriores. Tener este
conocimiento puede ayudar a manejar las relaciones destructivas con las
personas con trastornos de personalidad.
Fuente: