Relaciones
peligrosas
En un artículo anterior publicamos la primera parte acerca del trastorno antisocial de la
personalidad. Este trastorno consiste en un patrón repetitivo y persistente de
comportamiento en el que se violan los derechos de otras personas y normas
sociales, deshonestidad, incapacidad por sentir empatía y ausencia de
remordimientos o sentimientos de culpa por su conducta.
Cuando
se habla de trastorno antisocial de la personalidad tendemos a imaginar el
prototipo de delincuente “malandro” y esto no es correcto, no toda persona con
trastorno antisocial de la personalidad está involucrada directamente con
hechos delictivos, y no todo delincuente es una persona con este trastorno
psicológico. De hecho, muchas personas con trastorno antisocial pueden
manifestar cierto grado de refinamiento y sofisticación en su conducta, pueden
mostrarse amables y venderse como personas honestas, importantes, encantadoras
y atractivas. Pero la verdad es que buscan sacar provecho para sí mismos.
Es
importante saber que este trastorno se inicia en la infancia, si estas
conductas no son atendidas crecen de modo irreversible. Los trastornos de
personalidad se presentan en una gama de intensidad variable, que va de la
expresión moderada de ciertas características del trastorno hasta grados
severos de psicopatología.
En
el extremo más leve podemos encontrar personas que viven una vida relativamente
normal, en la que se evidencia su tendencia a aprovecharse de los demás, pero
que no llegan a grados severos de impulsividad, trasgresión y ventajismo. Son
capaces de engañar, involucrarse en deudas pequeñas que nunca van a pagar, hurtar
cosas de sus familiares como prendas o dinero y sin son
descubiertos responsabilizan a otros por sus acciones.
En
el otro extremo encontramos a individuos profundamente antisociales, capaces de
cometer cualquier clase de delito y violación de normas y son capaces de
llevarse por delante a quién sea para alcanzar lo que se les antoja. Pertenecen
a este grupo los estafadores y toda clase de depredadores sociales.
El
trastorno antisocial de la personalidad, conocido también como trastorno
asocial, disocial o sociopático, tiene un pronóstico sombrío debido a que estas
personas no aceptan correcciones de ningún tipo y son incapaces de aprender del
castigo o escarmiento. Con frecuencia se ven involucrados en consumo de drogas,
pueden caer en prisión o fallecer a manos de los enemigos que suelen labrarse
en los bajos fondos de la sociedad.
Es
fácil reconocer a las personas severamente trastornadas. El peligro está en
involucrarse con personas que tienen grados menores de personalidad sociopática
y que no dudarán de aprovecharse de usted.
Como protegerse
de personas con un trastorno antisocial de la personalidad:
1.Sea
consciente de su vulnerabilidad. No se crea un superhéroe, no crea que usted se
las sabe todas. (Las víctimas de fraude o estafa tienen en común la creencia de
que nadie podía engañarlas)
2.
Manténgase alerta: no confíe en alguien que no conoce, todo desconocido es
culpable hasta que no demuestre su inocencia
3.
Investigue: pregúntele a los demás por los antecedentes de conducta de esta
persona, nadie deshonesto deja tras de sí gente satisfecha
4.
Preste atención a sus sentimientos: si algo dentro de usted “no le cuadra” o le
da “mala espina” simplemente aléjese de esa persona hasta que tenga más
información sobre ella
5.
Evalúe: si esa persona tiene historia de comportamiento deshonesto, violento,
conflictivo o aprovechador, retírese
6.
Dé prioridad a su seguridad personal: una vez más, no se crea un superhéroe,
aléjese de las situaciones que lo expongan a riesgos
7.
Busque ayuda: si ya se involucró, se asoció o se casó con
una persona con este trastorno de personalidad busque ayuda social, legal,
institucional, familiar y psicológica
Las
personas con este trastorno son depredadores peligrosos y empedernidos que no
cambian. Sea cuidadoso de a quién entrega su confianza y su corazón.
Fuente:
Dra. Mariana Tescari, Médico Psiquiatra