Una nueva investigación publicada en Neuropsychopharmacology sugiere que un desequilibrio de los receptores de dopamina, en ciertas regiones del cerebro, está asociada con el suicidio.
En el estudio, los investigadores analizaron el tejido cerebral de 34 individuos fallecidos. La mitad de los sujetos había muerto por suicidio, mientras que la otra mitad había muerto por otras causas. Los investigadores examinaron el striatum de los individuos, una región del cerebro, rica en dopamina e involucrada en el procesamiento de las gratificaciones.
PsyPost entrevistó a uno de los autores del estudio, Dra. Megan L. Fitzgerald de la Universidad de Columbia. Estas fueron sus respuestas:
PsyPost: ¿Por qué su interés en el tema del suicidio?
Fitzgerald: El suicidio es el punto final más devastador de cualquier enfermedad psiquiátrica, pero es muy difícil de estudiar. No hay modelos animales de suicidio, y es imposible saber de antemano si una persona se va a quitar la vida. Por lo tanto, la mejor manera de estudiar ahora la neurobiología del suicidio es realizar una investigación post-mortem, sobre los cerebros de las personas que han muerto por suicidio. En este estudio se utilizó una técnica llamada autorradiografía, que es un enfoque completamente cuantitativo y anatómico, para determinar si los niveles de proteínas y receptores en el cerebro difieren en el suicidio.
¿Qué debe descartar una persona común de su estudio?
Durante mucho tiempo, una gran cantidad de investigadores y médicos ha planteado la hipótesis de que el suicidio y la depresión podrían verse afectados por niveles alterados de la dopamina o de los receptores de la dopamina en el cerebro, debido al impacto significativo de la dopamina en el estado de ánimo. Sin embargo, varios estudios, incluyendo el nuestro, no mostraron cambios en los niveles globales del transportador de dopamina o de los receptores de dopamina, en el trastorno depresivo mayor o en el suicidio.
Lo que es distinto en nuestro estudio es que examinamos dos receptores diferentes de dopamina (receptores D1 y D2), así como al transportador de dopamina en el tejido de los mismos cerebros. Esto nos permitió examinar no sólo los niveles absolutos de unión, sino también la correlación entre los niveles de unión al receptor de dopamina, en el mismo individuo. Cuando lo hicimos, encontramos en los suicidios, un desequilibrio en la unión de los receptores D1 y D2 de dopamina. Esto es muy relevante ya que indica que las personas no deprimidas pueden ser capaces de regular los niveles relativos de expresión de estos dos tipos de receptores de dopamina, pero que las personas deprimidas que cometen suicidio, pueden no hacerlo eficazmente.
¿Hay alguna advertencia importante? ¿Qué preguntas todavía necesitan ser respondidas?
Sí, hay una importante advertencia a este trabajo. Aunque los individuos en nuestro estudio no estaban siendo tratados con antidepresivos en el momento de sus muertes, muchos de los que murieron por suicidio habían estado en tratamiento con antidepresivos en algún momento de sus vidas. Estos medicamentos podrían, a largo plazo, alterar la unión del receptor de dopamina en el cerebro. Por lo tanto, es difícil determinar realmente si el desequilibrio en los receptores D1 y D2 en el suicidio se debe a la propia depresión o a toda una vida de tratamiento con antidepresivos. Este punto debería abordarse en el futuro, tal vez utilizando modelos de ratón o estudios de PET (por las siglas en inglés de Positron Emission Tomography, es decir Tomografía por Emisión de Positrones)
Otro punto importante que debe abordarse es: ¿Qué hace que algunos individuos con depresión sean más susceptibles al suicidio? La mayoría de las personas, en nuestro estudio, fallecidas por suicidio sufrían de trastorno depresivo mayor. Por lo tanto, en este estudio, no hemos sido capaces de separar las posibles diferencias cerebrales entre el suicidio y el trastorno depresivo mayor. Actualmente estamos abordando este punto agregando en nuestros estudios a un grupo de individuos con trastorno depresivo mayor, que no murió por suicidio.
¿Hay algo más que le gustaría añadir?
Sí. Nuestros datos también sugieren que la adversidad en la vida temprana, como el abuso o negligencia, podría causar cambios en la relación entre el transportador de dopamina y el receptor D1. Este hallazgo confirma la idea de que las primeras circunstancias en la vida, pueden alterar la función del cerebro de una manera que perdura incluso después de haber pasado la adversidad.
La depresión y el suicidio tienen una base biológica muy real en el cerebro, bien por factores que provengan del medio ambiente, de la genética, o por una combinación de ambos. Este estudio es sólo una pieza muy pequeña en el rompecabezas mayor de cómo el cerebro se altera en los trastornos del estado de ánimo. Espero que este tipo de estudios ayuden a cualquiera que los lea a comprender por qué la depresión debe ser tratada como cualquier otra enfermedad biológica y ayude a reducir el estigma para aquellos que lo padecen.
En el estudio, "Dysregulation of Striatal Dopamine Receptor Binding in Suicide", también participaron como co-autores Suham A Kassir, Mark D Underwood, Mihran J Bakalian, J John Mann y Victoria Arango.
Fuente:
ERIC W. DOLAN March 7, 2017
Traducción libre cortesía del Lic. Orl Godoy
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