Imágenes del Cerebro identifican Diferencias entre el Trastorno Bipolar en la Infancia y el Desorden de déficit de atención e hiperactividad.
Investigadores en la Universidad de Illinois en Chicago son los primeros en usar imágenes del cerebro para examinar los efectos de la emoción en funciones de la memoria trabajando en niños con desorden bipolar pediátrico o desorden de déficit de atención e hiperactividad.
El estudio es publicado en la edición de la revista de la Academia Americana de Psiquiatría de Niños y Adolescentes del mes de Octubre.
TB Y El TDAH son desordenes muy severos que comparten características de comportamiento como la impulsividad, irritabilidad y problemas de atención.
Usando la imagen de resonancia magnética funcional, los investigadores en la UIC examinaron la actividad cerebral de niños cuando ellos realizaban una tarea trabajando con su memoria mientras sus rostros reflejaban diferentes emociones, tales como enojo, felicidad o expresiones neutrales.
Los niños, de edad entre 10 a 18, fueron interrogados para que recordasen sus caras y presionaran un botón en el scanner de la Resonancia Magnética si ellos veían el mismo rostro que era presentado en dos ensayos anteriores. Este estudio involucro 23 niños no-medicados con TB, 14 niños no medicados con TDAH y 19 niños sanos de control.
“Es todavía una simple prueba de memoria trabajando que nos indica mucho sobre como su cerebro recuerda el estímulo de rostros u objetos” habla Alessandra Passarotti, profesor asistente de psiquiatría en la UIC y responsable de conducirse como autor del estudio. “Nosotros también agregamos un componente emocional porque ambos desordenes muestran déficit de expresión de emociones- para estudiar como su memoria en proceso de trabajo es afectada por retos emocionales”.
Los investigadores encontraron que mientras ambos desordenes muestran disfunción en la corteza pre-frontal en comparación al grupo de control saludable, el grupo de TDAH tuvo la disfunción más severa en esta importante región. El corte pre-frontal controla la conducta, tal como la impulsividad, la función ejecutiva ,y también los procesos cognitivos más complejos tales como la memoria (trabajando), la atención y el lenguaje.
Desde un tratamiento, la perspectiva de aprendizaje e intervención, el próximo paso para los investigadores y clínicos es averiguar cómo ayudar a los pacientes usar su corteza pre-frontal, dijo Passarotti.
Los investigadores también encontraron que mientras el grupo de TDAH tenía una mayor disfuncionalidad en los circuitos de memoria, cuando esta está trabajando, en el cerebro, el grupo de bipolares tenía más deficiencias en regiones del cerebro que se involucran en el procesamiento y en la regulación de las emociones.
Ahora que los investigadores están comenzando a diferenciar entre los dos desordenes a un nivel de redes del cerebro, más que solo a un nivel de conducta, la meta en el largo plazo es desarrollar pruebas de diagnóstico basadas en marcadores de la enfermedad neurológicos y de conducta que puedan ser usados en un ambiente clínico. Los pacientes en este momento son diagnosticados usando cuestionarios de medidas clínicas, escalas de comportamiento y entrevistas con los padres.
Es difícil para los médicos diferenciar entre los dos desordenes de comportamiento, los cuales, pueden conducir a un diagnostico incorrecto y a medicaciones incorrectas, empeorando los síntomas, y generando una mayor frustración para los niños y los padres dijo Passarotti, una investigadora en el instituto de Investigación Juvenil en la UIC.
Ella dijo que mientras todavía los investigadores no entienden todos los déficits neurológicos que caracterizan los perfiles del TDAH y del TP, sí saben que el tratamiento de drogas que trabaja para el TDAH no funciona para el desorden bipolar.
“De hecho, si tu ofreces un estimulante a un niño con desorden bipolar, ellos se volveran más maníacos, y haciendo que su enfermedad empeore, mientras que si tu le das un regulador del humor comúnmente para los enfermos de bipolaridad a un niño con TADH, ellos continuarán mostrando una gran carencia de atención y no mostrarán ninguna mejora” dijo Passarotti.
“Nuestra esperanza es que a través de una mejor diferenciación entre estas dos enfermedades severas, podemos ayudar a desarrollar unos diagnósticos más precisos y tratamientos más apuntados al TB y al TDAH”
Los co-autores del estudio son el Dr. Mani Pavuluri, miembro de junta Berger-Colbeth en la Psiquiatría del Niño y director del Centro de Intervención e Investigación del Cerebro Pediátrico en La UIC, y John Sweeney, profesor de psiquiatría, neurología y psicología y director del Centro de Medicina Cognitiva en la UIC.
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