En algunas ocasiones resulta necesario ingresar al paciente en contra de su voluntad para evitar las consecuencias negativas que se podrían derivar del episodio, sea porque está deprimido y existe riesgo de suicidio, bien porque presenta un episodio maníaco grave y no tiene ninguna conciencia de la enfermedad o bien porque presenta síntomas psicóticos (en fase depresiva o maníaca). En estos tres casos estaría justificado y sería legitimo un ingreso involuntario, que solo puede ser autorizado por un juez. En cualquier caso, al margén de cuestiones éticas o legales, para la familia constituye una experiencia dura, por lo que debe valorarse la hospitalización como una manera de proteger la integridad del paciente y evitar complicaciones mayores, que podrían afectar o poner en peligro no sólo al propio paciente sino también a su entorno. La familia ha de tener claro que cuando se tramita un ingreso no se está actuando en contra del paciente sino contra la enfermedad. la enfermedad limita la libertad del paciente, por tanto, actuando contra la enfermedad permitiremos que el paciente sea un poco más libre.
La realidad es que la mayoría de pacientes que han sido ingresados involuntariamente, una vez se han recuperado, agradecen a sus familiares el haber intervenido a tiempo y haber evitado males mayores. Generalmente el ingreso involuntario no suele prolongarse más de tres o cuatro semanas.
Fuente:
¿Qué es el trastorno bipolar?
Dr. eduard Vieta, F. Colom, A. Martínez-Arám.
Hospital Clinico- Universidad de Barcelona
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